PLAZA SAN MARTÍN
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La Plaza San Martín se levanta como el punto medio de un tejido urbano que une lugares públicos de vital importancia en el centro histórico de Lima, como son la Plaza Mayor, la Dos de Mayo, la Plaza Francia y el Parque Universitario. Ya desde los tiempos prehispánicos este espacio fue un significativo cruce de caminos entre la costa y la serranía. En los tiempos fundacionales  de la ciudad  se establecieron en esta parte importantes complejos religiosos, como el Convento de San Juan de Dios y el Monasterio de la Encarnación. El mismo ámbito acogió posteriormente bellas plazoletas republicanas, tales como la Plaza de Zela y la Micheo. Don Ricardo Palma nos cuenta en sus amenas Tradiciones acerca de animadas calles y callejuelas en esta zona, de las que no queda ahora rastro, como La Faltriquera del Diablo, que pasaba por el Club Nacional hasta el Cine Metro; o la de San Cristóbal del Tren, así llamada por la estación del ferrocarril inglés que hacía  la ruta entre Lima y el Callao.

Con motivo de las celebraciones del centenario de la Independencia Nacional en 1921, el gobierno de Leguía ?propulsor de la llamada belle époque y de un proyecto urbanístico que buscaba transformar la ciudad- inauguró esta plaza como homenaje perdurable al Libertador. Elegir el escenario no fue tarea difícil, pues en el sitio se alzaban ya dos  edificios de estilo art noveau: el Teatro Colón, y el Edificio Giacoletti.  El monumento de dieciséis metros con la escultura ecuestre de San Martín es obra del reconocido escultor español Mariano Benlliure,  Al respecto, circuló durante muchos años un mito urbano que decía que la efigie que se yergue al frente del conjunto, coronada con una llama ?nativa?, debió lucir en realidad una llama ?votiva?. Sin embargo, la restauración del monumento ha permitido ver que Benlliure colocó  deliberadamente cornucopias a ambos lados del emblemático camélido, así como hojas de quina: los tres símbolos del escudo patrio. Una sutil alegoría del artista, que desmiente el mito urbano.

 No se escatimaron gastos para construir la Plaza San Martín. Los abruptos desniveles del terreno sirvieron de inspiración al talentoso artista español Manuel Piqueras Cotolí para crear graderías y cuatro extensos jardines. Para las balaustradas se usó por vez primera mármol extraído de canteras del país, y expertos picapedreros de Arequipa y la Paz labraron  el granito usado en las baldosas, muros y zócalos. Destacados  arquitectos como Rafael Marquina, José Álvarez Calderón y Emilio Harth-Terré fueron, en 1926,  los encargados de plasmar la espectacular arquería neo colonial que rodea la Plaza.

Tras la fastuosa inauguración, el nuevo sitio, encaminado a su prestigio, fue adoptado de inmediato por propios y extraños. En los alrededores de la Plaza se levantó el Gran Hotel Bolívar, el exclusivo Club Nacional, grandes cinemas, restaurantes,  importantes negocios, librerías, y hasta una galería de arte, donde Sérvulo y Tilsa pudieron alternar con Allan Davie, Cuevas o Capogrossi. El deterioro aquí también ejerció su dominio, pues hacia 1980 la Plaza fue invadida por cómicos ambulantes, putas y fakires. En 1997, gracias a la acertada iniciativa del alcalde Andrade Carmona, la Plaza San Martín fue íntegramente restaurada, recuperando sus altos valores estéticos y simbólicos para la vida ciudadana de la capital.

Bibliografía

-García Bryce, José. La arquitectura del Virreinato y la República. En Historia del Perú, tomo XII. Lima, 1980, Librería Juan Mejía Baca.

- Varios, Manuel Piquerass Cotolí (1855-1937): arquitecto, escultor y urbanista entre España y el Perú. Museo de Arte de Lima, 2003.

Pérgolis, Juan Carlos: La plaza, el centro de la ciudad. Universidad Católica de Colombia. Unibiblos, 2002.