EL JIRÓN DE LA UNIÓN (BAQUÍJANO Y BOZA / Cuadra 7 y 8)
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En Lima cada cuadra tiene un nombre me dijeron / y es verdad que he comprobado, reza un poema de Marco Martos. En el centro antiguo de Lima existen en efecto largas calles, con un nombre diferente en cada una de sus cuadras, que por su importancia o extensión podrían ser consideradas avenidas. Debido a su angosto discurrir no son conocidas como tales, recibiendo en cambio el muy limeño y metafórico nombre de jirón, que alude tal vez a los jirones que desgarran una gran tela, como tejido social que ve rota su monotonía por el paso cortante de estas largas vías que dan forma y vida al diseño de la ciudad.

 De todos los jirones de Lima, el más historiado e importante es el De la Unión, que conecta a través de cinco de sus once cuadras la antigua Plaza Mayor con la moderna Plaza San Martín. El área que hoy ocupa su sétima cuadra, por ejemplo, Baquíjano, ubicada entre Boza y La Merced, es ya citada en algunas crónicas del siglo XVI como parte integrante de la Lima cuadrada, cuando ?en el horizonte dominado por la huaca y el algarrobo ?al decir de Raúl Porras Barrenechea- se levanta la torre cristiana y, al borde del río, las aspas ligeras de los molinos donde los españoles tienen verdes alfalfares y oscuros olivos, ganados y palomares??. Los terremotos de 1609, 1647 y 1746 no dejaron casi huellas de esa primera Lima. El legado arquitectónico que vemos en el estratégico Jirón De La Unión muestra en cambio los restos del esplendor de la ciudad barroca, cuando el boato de los templos se trasladó a las mansiones como signo de nobleza y poder de sus propietarios.

Si tomamos como ejemplo las actuales cuadras siete y ocho, Baquíjano y Boza respectivamente, ambas cuentan historias distintas.  La calle de Baquíjano se llamaba Gurmendi hacia fines del siglo XVII, pues en ella vivió Bernardo de Gurmendi, natural de Guipúzcoa, miembro del Tribunal del Consulado de Lima y combatiente de piratas tan famosos como el inglés Edward Davis. En 1730 la cuadra recibió a la familia Baquíjano, prominente clan de comerciantes vizcaínos, con una gran fortuna depositada en barcos, casas y haciendas en Jauja, Cañete, Chincha, Lima y Callao, donde hoy se levanta el cementerio que lleva su nombre. Pero el señor de Baquíjano, conde de Vistaflorida, era muy aficionado al juego y así perdió la famosa casa del centro histórico. Sobre este solar se construyó mucho tiempo después el Hotel Baltimore, que después sería el restaurante Cosmos y posteriormente el Aeroclub del Perú. Todos los estilos arquitectónicos historicistas han dejado su impronta en la afamada calle: el rococó francés, el neoclásico, el romanticismo republicano, el art nouveau modernista?

A inicios del siglo XX, funcionaron en las proximidades de la casa Baquíjano el Bar Americano, la librería Jackson y algunos establecimientos fonográficos y de fotografía. Pero es sobre todo la inauguración del Palais Concert en 1913, sobre la esquina de Baquíjano y Minería (hoy Emancipación), lo que dio prestigio e importancia histórica a este lugar, que nos recuerda la sutil crítica al centralismo que lleva la célebre sentencia de Abraham Valdelomar: ?El Perú es Lima; Lima es el Jirón de la Unión; el Jirón de la Unión es el Palais Concert; luego el Perú es el Palais Concert?. Era la belle époque (1915-1920), cuando la juventud de entonces redescubría el carácter de la vieja ciudad bajo la luz del alumbrado eléctrico y el cinematógrafo.

La octava cuadra del Jirón, de Boza, entre Baquíjano y la Plaza San Martín, posee otra historia que se remonta al siglo XVII y a la residencia solariega de los marqueses de Casa Boza. Eran los días apacibles de una ciudad mística en cuyo ambiente se criaron santos como San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima. Fue precisamente en esta cuadra que vivió hacia 1605 Don Alonso Guerra de la Daga, cuyas hijas Lucía y Clara fueron amigas íntimas de Santa Rosa. En la esquina con Matajudíos (hoy Jirón Ocoña) se construyó en 1626 la casa de Don Francisco Tamayo de Mendoza y Navarra, marqués de Villahermosa, donde dos siglos después habitó el presidente Agustín Gamarra.

Por su cercanía a la Plaza San Martín la calle fue testigo de los formidables cambios que se produjeron en esta parte de la ciudad hacia la segunda década del siglo veinte, precisamente por los años en que el gringo Victor Morris inventaba el pisco sour en su concurrido Morris Bar, ubicado en el número 847 de Boza. En 1956 se inauguraron las Galerías Boza, primer centro comercial que se construyó en Lima, un proyecto muy coherente de arquitectura moderna insertada en la ciudad colonial.  Sus tiendas y ambientes exclusivos sucumbieron al saqueo del 5 de febrero de 1975, durante los violentos disturbios que determinaron la caída del general Juan Velasco.

El Jirón de la Unión ha sido completamente remodelado y convertido en vía peatonal desde 1982, bajo la gestión del alcalde socialista Alfonso Barrantes. Hoy sólo une varios siglos de historia y despliega en cada una de sus cuadras la idea más real de lo que es el Perú.

Bibliografía  
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